sábado, 17 de mayo de 2008

“Sòlo aquellos que sean capaces de mirar en el caos de su propia alma, podrán enfrentar a la muerte que viene pisando sus talones”


LOS HOMBRES NO LLORAN

Me habían enseñado a no llorar, a reprimir mis lágrimas, hasta que la emoción se disipara. Pero era tanta mi tristeza que me escondía en los lugares más recónditos, como un delincuente que hace fechorías, para dar rienda suelta a mi llanto reprimido. Recuerdo haber estado inundado de lágrimas pero no abrí el grifo. Era como si me hubiese secado quizás, desde aquel día en que mi padre me golpeo porque otro niño me había pegado y ese era una afrenta para un verdadero “hombre”. ¡maricón! Me dijo cuando me pegaba, pero no llore, me tragué mis lágrimas de derrota; mis lágrimas de dolor; mis lágrimas de rebeldía, mis lágrimas de protesta por la injusticia que estaba sufriendo;
No lloré aquel día, como tampoco lo puedo hacer, ahora que me he dado permiso para hacerlo, ahora que tengo tanta pena porque la vida se me va yendo, como agua entre los dedos.
Ahora que comprendo, que frente a la desgracia, lo único que podemos hacer es llorar para recuperar la gracia perdida, el mismo día en que te prohibieron llorar
Quizás fue ese llanto contenido, el que encadeno mis sueños, mis ideales y todo aquello que daba sentido a mi vida
Entonces me pregunto, que pasó con ese loco que un día fui? ; que pasó con ese ser utópico que buscaba un mundo mejor?; que pasó con el idealista?; el revolucionario?, el héroe trágico que sucumbe siguiendo su propia estrella. Muchos siglos antes de convertirme en ese ser gris, aburrido de la vida, que arrastra esa bolsa de plomo

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